Royal Dutch Shell dijo este lunes que el mundo podría estar lidiando con una escasez de gas natural licuado (GNL) en una década debido a la falta de inversión en nuevos proyectos.
El gigante energético anglo-holandés indicó la última publicación del «LNG Outlook 2018» que el mercado global de gas GNL continua desafiando las expectativas, con un crecimiento de 29 millones de toneladas en 2017.
Sobre la base de las proyecciones actuales de la demanda, Shell ve potencial para una escasez en el suministro que podría desarrollarse a mediados de la década de 2020, a menos que se formulen nuevos compromisos de proyectos de producción de GNL en breve.
El informe de Shell es una buena noticia para una industria que verá una gran cantidad de capacidad de GNL en línea en los próximos años, incluida la de Estados Unidos, donde se espera que cinco terminales de exportación de GNL comiencen a fines de 2019.
Según Shell, la comercialización de GNL alcanzó los 293 millones de toneladas en 2017, frente a solo 100 millones de toneladas al final del siglo. Con casi 300 millones de toneladas, los proveedores enviaron suficiente GNL el año pasado para alimentar a aproximadamente 575 millones de hogares.
En 2017, China superó a Corea del Sur para convertirse en el segundo mayor importador mundial de GNL. Las importaciones de GNL de la nación llegaron a 38 millones de toneladas el año pasado, ya que Pekín apunta a reducir la dependencia de la nación de la energía a carbón, según Shell.
El GNL está desempeñando un papel cada vez más importante en la combinación energética a medida que las naciones de todo el mundo buscan mitigar el impacto del cambio climático. Si bien el gas natural es un combustible fósil que emite carbono, se quema más limpio que el carbón y fuel oil como combustible para calefacción.
Los analistas esperan que los precios del gas natural se mantengan bajos a medida que el mercado absorbe todos los nuevos suministros, pero Shell está haciendo sonar las alarmas de que el mercado podría pasar de un exceso de oferta a un déficit a mediados de la década de 2020.
Maarten Wetselaar, director de gas integrado y nuevas energías de Shell dijo «Seguimos viendo una importante demanda de importadores tradicionales en Asia y Europa, pero también estamos viendo que el GNL proporciona un suministro de energía flexible, confiable y más limpio para otros países del mundo». Agregando «Solo en Asia, la demanda aumentó en 17 millones de toneladas. Eso es casi lo mismo que Indonesia, el quinto mayor exportador de GNL del mundo, produjo en 2017».
Según Shell, un cambio radical en la forma en que los países importadores compran GNL ha ocurrido. Tradicionalmente, los vendedores celebraban contratos a largo plazo con los clientes, un acuerdo que les permitía suscribir inversiones en las instalaciones masivas que procesan el GNL. Sin embargo, si bien la mayoría de los proveedores aún prefieren esta configuración, muchos compradores ahora prefieren contratos más flexibles que los comprometan a comprar menos suministros en un período de tiempo más corto, según Shell.
Las entregas puntuales (spot) de GNL aumentaron un 17 por ciento en 2017 alcanzando un máximo histórico de 1.100 cargas.
Los contratos -a corto plazo- permiten a los compradores aprovechar las fluctuaciones de los precios, una tendencia que debería continuar ya que varios países buscan establecer centros de comercio de GNL.
Se espera que el aumento de los centros incremente la liquidez y la transparencia en los precios, similar al desarrollo de los futuros del crudo de referencia hace años. Sin embargo, mientras esto ocurra, la desconexión entre las preferencias de compradores y vendedores amenaza con aumentar la incertidumbre en la industria y hacer que los proveedores posterguen la aprobación de inversiones en nuevas instalaciones.